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31 El rey partió rápidamente para imponer orden, dejando como encargado del poder a Antíoco, uno de los personajes más importantes.

32 Pensando que la ocasión le era favorable, Menelao robó algunos objetos de oro del templo; unos se los regaló a Andrónico, y otros logró venderlos en Tiro y las ciudades vecinas. 33 Cuando de buenas fuentes Onías se enteró de esto, se retiró a Dafne, cerca de Antioquía, lugar en donde no lo podían atacar, y desde allí le reprochó a Menelao su proceder.

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